4.11.2012

JUAN CARLOS VALLS Y RITA MARTIN CONVERSAN CON DULCE MARIA LOYNAZ


juan carlos valls: conversación con Dulce María Loynaz

un puente, un gran puente 
J.L.L


toda conversación es un puente de plata
y frente a usted Dulce María
el puente es un comienzo inexpugnable
un comienzo de voz semitranquila
con el temor de diluir sus fuerzas en el agua
con la rareza fija
pidiendo desde lejos que le dejemos quieta
siempre buscando  siempre
el río subterráneo de su casa


no ve Dulce María
que estoy pidiendo a gritos su soledad
como pañuelo de mi lágrima
no ve que estoy torciendo mis veintinueve años
por no alcanzar la fruta que su dureza alcanza
no sé Dulce María
pero pienso que el sueño de ser feliz no basta
usted más que tiniebla
más que misterio y ala
más que páramo triste es una orquídea sola
jugando a ser la sombra que deja la palabra


no sé Dulce María
pero siento que faltan aplausos a su vida
aplausos que no pagan su verano y su encierro
bien sé que a estas alturas los aplausos amargan
yo que soy nada y todo
yo que apago mi vida o que mi vida apagan
no podría ser sordo como lo fue su pecho
ni podría ser duro
ni frágil
ni de España
intentaría apenas ser un cántaro seco
sin río que lo abrace  sin piedra que lo parta
mas como usted valiente es cosa bien distinta
para eso hacen falta
un poema sin nombre   la muerte de una casa
y unos cuantos hermanos que le den a la vida
aquel sabor ambiguo que deja en la garganta
el líquido inefable de seres que se han ido
aun cuando sus pasos en la tierra se alargan


no sé Dulce María
pero de ser posible yo entraría en su casa
buscara sus papeles
hallaría con ganas el centro de su vida
tan bien apuntalada con jazmines metálicos
y hurtaría la estrella

y el guijarro
y su lámpara
ya ve Dulce María
se creía tan sola y esta ciudad la guarda
cual ropa de domingo
cual semana que emula con la semana santa
un puente
un gran puente de carne y de silencio
de su vida a mi vida
de su cielo a mi calma
y una misma violencia aferrándose siempre
siempre callando   siempre
como un papel en blanco por no sufrir no habla


ya ve Dulce María
usted se cree tan sola
y yo mientras converso  como a un amor
la extraño.


rita martin: conversación con Dulce María Loynaz


Y su mano sostenía
el vaso intocado
con telarañas donde
bebió el poeta,
Federico García Lorca.

El cuerpo del valiente
desmembrado
por cuatro caballos
españoles y sus campos
de concentración.
La República desesperada
de un 20 de mayo.
El canto de la mujer estéril.
Las tapias del jardín de Bárbara.
El ataúd donde dormía
Flor, la sabia. La locura de Carlos Manuel.
El amor de Enrique por el hombre.
La belleza de Lázaro. El breve
Almendares. Los amplios
patios mozárabes lanzados
al sol desde la tierra. Los vitrales
de Amelia. La música de Lecuona.
Los cuentos negros de Lydia.
El tabaco y el azúcar de Don Fernando.
La tierra indefensa
de mi antepasado, Arredondo.
El absurdo de Virgilio. Las eras
imaginarias de Lezama.
El primero de enero
de 1959.  La UMAP
que a nadie en el mundo
ha molestado. Las aguas
grises y podridas
de una bahía hermosa.
Las palmas tan altas y lejanas
avizorando la ruina del país.
La invención
de la otra Habana.
La noche clara
en que por propia mano
recibió el Premio Cervantes
para ir a dormir después
con los pequeños.
Usted tenía razón, Dulce María,
tantas cosas en el mundo
nos fue dada. Sólo es nuestra
la pura soledad.

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